Se ha renovado la dirigencia estatal del Partido Acción Nacional en Baja California Sur y su nuevo líder, Rigoberto Mares, gritó a los cuatro vientos que, desde la desangelada oposición que representa el PAN en la entidad, serán la resistencia civil que frene al partido que ostenta el poder político en BCS.
Incluso, un empoderado Mares se erigió como defensor de los ciudadanos ante los abusos del poder y se comprometió a recuperar el rumbo en BCS. Sigo sin entender a qué rumbo se refería el nuevo dirigente panista, quizá extraña aquellos tiempos de los negocios al amparo del poder, las obras de infraestructura asignada a familiares de políticos, la repartición de despensas desde oficinas públicas —como ocurrió en el periodo que gobernó el PAN la entidad—. No lo sé.
Lo que sí sé, y Mares no dice, es que ha Heredado un cochinero al interior del PAN, un partido esquelético cuyo padrón se encuentra inflado y no corresponde a la participación de la militancia.
Rigoberto Mares ve la paja en el ojo ajeno pero ignora la viga que lacera a su partido, cuando ha Heredado solo deudas de la anterior dirigencia. Deudas millonarias por sanciones del INE por el mal uso de los recursos de las prerrogativas en gasto corriente y de CAMPAÑA, cuya cifra ronda los 1.6 millones de pesos.
Lo que Rigoberto Mares no dice al asumir la dirigencia, es que la Herencia Maldita que recibe traerá despidos entre el personal que labora en el Comité Directivo Estatal porque para el próximo año no tendrán dinero para lo más elemental Y así quiere ser paladín de la democracia, así quiere convencer a la ciudadanía de que el PAN es opción.
Desangelado, muy lejos de lo que alguna vez llegó a ser y omnibulado por el ansia de regresar al poder, Rigo Mares llega a la dirigencia del PAN con una Herencia que, de entrada, lo deja mal parado, endeudado y con muy poca capacidad de operación. ¿Así cómo?