Sin lugar a dudas, el próximo alcalde de Comondú tiene clara la película de lo que está pasando en su municipio. Desde que inició el proceso de entrega recepción ha alzado la voz para denunciar el desaseo administrativo y financiero que guarda el ayuntamiento que encabeza, hasta esta semana, Iliana Talamantes.
Las denuncias públicas que ha hecho Roberto Pantoja no son otra cosa que romper el silencio en un contexto político donde no será cómplice ni comparsa ante el posible desfalco que ha sufrido la administración municipal comundeña.
Las denuncias de Roberto Pantoja van desde encontrar un ayuntamiento en bancarrota, adjudicación de obras sin licitar, sobrefacturación de compra de maquinaria y pago de obras que no se realizaron, así como remodelación de parques o alumbrado público.
A decir de los propios involucrados en el proceso de entrega recepción, las irregularidades financieras de la administración de Iliana Talamantes ya superan por mucho a las de Walter Valenzuela —y eso que parecían imposibles de superar— por ello Roberto Pantoja ha roto el silencio, pues se han encontrado inconsistencias en los recursos que obtuvo el ayuntamiento vía FOIS Y FAIS para obra e infraestructura por alrededor de 160 millones de pesos sin que con ello se atendieran los problemas prioritarios de la población.
A decir del alcalde electo, recibirá en un par de días un municipio colapsado en el servicio de drenaje y un deteriorado sistema de agua potable, además de una sobrenómina que obligará a una inaplazable reingeniería administrativa. Roberto Pantoja no se ha guardado nada, el mensaje es claro: no será cómplice ni comparsa, cero impunidad.
Sumamente grave lo que ocurre en Comondú, que ha ameritado el grito desesperado de Roberto Pantoja para que la Auditoría Superior del Estado actúe en consecuencia y haga valer la ley contra quien resulte responsable. El llamado a cuentas de los funcionarios que están por terminar su periodo de gobierno debe ser inminente ante tanto desaseo.
